¿Sabes qué hacen estos miradores aquí?

“Es de conocimiento popular que si los ingenieros y arquitectos preguntaran a los jubilados que se paran ante las obras, nunca se encharcarían las calles, y los camiones pasarían sin problemas en las curvas de las nuevas calles.” 

A muchos trabajadores, cuando se jubilan, poseedores de tiempo de sobra, les gusta acercarse a las obras públicas para observar y ver transcurrir cómo se van desarrollando. Es muy habitual verlos comentando cada obra y, en muchos casos, emitiendo veredictos que, desgraciadamente, casi siempre terminan cumpliéndose: “te digo que con estas aceras tan anchas, por aquí no pasa el camión de bomberos” o “como no pongan una rejilla más grande, cada vez que caigan cuatro gotas, esta calle se inundará…”.

Todo esto viene a colación porque hace unos días pasaron por Fama los responsables de seguridad de Lymsa, la empresa constructora de la nueva nave, y nos comentaron: “oye, ¿qué pasa que tenemos siempre la obra con jubilados de Fama que no se pierden detalle de los movimientos de tierra en las nuevas instalaciones?, nos da miedo que podamos tener un accidente, no pueden estar dentro…”

En broma les contestamos: “vamos a tener que ponerles unos bancos allí…”, y desde la gerencia de Lymsa, ni cortos ni perezosos, pensaron que podría ser una buena idea el poner una caseta que pudiera servir de mirador para estos trabajadores jubilados de Fama, que siguen viviendo el día a día de la empresa, siempre pendientes de cómo van las cosas donde pasaron una gran parte de su vida laboral.

Esto, que comenzó como una broma, al final se ha convertido en realidad. Lymsa ha instalado frente a las naves dos preciosos miradores de cristal acondicionados, que pueden permitir pasar buenos ratos viendo el proceso de construcción de las nuevas instalaciones, sin poner a nadie en peligro, ni incumplir las normas de seguridad laboral.

Esta es una de las experiencias más especiales que se pueden vivir en una empresa, que las personas que han trabajado en ella durante muchos años, cuando les llega el momento de la jubilación y por fin pueden acceder al merecido descanso que se han ganado, se sigan sintiendo vinculadas a la empresa.

Es habitual que vengan a realizarnos visitas y saludar a sus excompañeros de trabajo. Las sonrisas que se van generando, las pequeñas charlas, chascarrillos y comentarios nos aportan a la empresa un algo mágico, difícil de explicar, pero que lo echaríamos de menos si no lo tuviéramos.

Hace unos años pensamos que podría ser una buena idea invitar a todas nuestras personas jubiladas a la cena de navidad, donde realizamos la ceremonia de incorporación de los nuevos empleados, y creemos que fue de las decisiones más acertadas que hemos tomado nunca. La alegría con que recibieron la noticia fue increíble; los ratos que pasamos uno y otros en esta fiesta no tienen precio. Han sido muchos años trabajando cada día y son infinitas las vivencias y recuerdos que tenemos grabados en nuestra memoria.

A algunos los vemos de forma más o menos continua, pero a otros no, y es increíble comprobar las caras de alegría y felicidad que se ocasionan con el reencuentro en estas fechas.

Este año no sabemos si podremos celebrar nuestra cena de navidad y retomar esta celebración que ya se ha convertido en una tradición, y que es uno de los ejes fundamentales del funcionamiento de nuestra empresa. La experiencia nos ha enseñado que mantener ese vínculo más allá de cuando se termina la relación laboral es importante y fundamental dentro de nuestra filosofía de empresa.

Pero bueno, volvamos a los miradores de la nueva fábrica: lo que comenzó como una broma, al final queremos que se convierta en un homenaje sincero a todas las personas jubiladas que han pasado muchos años en Fama, aportando trabajo, esfuerzo e ilusión.

Es un error no aprovechar la sabiduría y el conocimiento que aportan los años, y, en base a este aspecto, esperamos poder poner en marcha un bonito proyecto que consistiría en crear una escuela de formación profesional donde poder formar a jóvenes de nuestra ciudad en oficios que puedan permitir prepararse a las nuevas generaciones, como son, en nuestro caso, el tapizado o el cosido. Nuestra intención es que personas cuya jubilación está cercana, y contando con la colaboración de nuestros jubilados, sean las que se encarguen de transmitir todo su conocimiento y experiencia a los jóvenes trabajadores. Es una pena dilapidar este conocimiento. Creemos que después de jubiladas, las personas podemos y debemos seguir aportando el máximo a nuestra sociedad, y ésta puede ser una fórmula fantástica para dinamizar y poner en valor la experiencia de nuestros mayores.

Pero lo más importante de todo, es que vamos a tener seguridad completa de que las calles de la nueva fábrica no se van a encharcar, y de que los camiones van a poder dar la vuelta sin problemas. De ello se van a encargar nuestros jubilados…

Va por vosotros.

Félix López Gil

Agradecemos a Lymsa la oportunidad que nos ha brindado con estos miradores: además de todo lo que conlleva a nivel de seguridad y de homenaje a nuestros mayores, simplemente el salirse de lo habitual y ser capaz de generar una ligera sonrisa en todos nosotros, hace que esto ya valga la pena.


1 Comentraio

Vb

09 de abril 2021

Una idea buenísima!!!

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